Cirugía Oral

Las llamadas muelas del juicio o cordales (incluidos o semi-incluidos) deben extraerse entre los 15 y los 30 años, ya que en esa fase de formación de la dentadura, es más fácil su extracción. Aunque estas piezas no lleguen a erupcionar, se recomienda extraerlas para evitar abscesos y quistes, así como lesión de los molares adyacentes o apiñamiento.

Los diente retenidos son piezas que no han erupcionado durante su periodo normal y por tanto permanecen dentro del hueso parcial o totalmente. Cualquier pieza puede quedar incluida pero sobretodo suele afectar a los cordales (muelas del juicio) y a los caninos (colmillos).

Entre algunas de las causas por las que se pueden quedar piezas incluidas podemos destacar.

• Diferencias entre tamaño de dientes y maxilares.
• Pérdida precoz del canino temporal.
• Presencia de quistes que impidan el correcto posicionamiento del canino.
• Obstrucción de la vía de erupción del canino.
• Por herencia.

Esta intervención es realizada bajo anestesia local o sedación consciente, por lo cual no se siente dolor, si se puede sentir la presión y movimiento ejercidos para extraer el diente.

Los quistes son lesiones clínicamente importantes y a menudo destructivas, debido a que crecen y destruyen el hueso y las raíces dentarias, provocando la movilidad dentaria especialmente cuando se hacen grandes o se infectan

Su tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica de la lesión y su posterior sellado, este procedimiento debe realizarlo un cirujano, debido a que si el quiste no se remueve debidamente y queda algún resto, volverá a crecer y presentará las mismas consecuencias.

La cirugía mucogingival se centra en el tratamiento de alteraciones de las encías, abarca desde la correción de retracciones de encía, que provocan la exposición de parte de la raíz del diente, la exposición de dientes no erupcionados o el tratamiento de frenillos. Este tratamiento también tiene como objeto aumentar el grosor y anchura de la encía alrededor de las prótesis o de los implantes, además de evitar la aparición o avance de las enfermedades gingivales.

En caso de alteraciones en la arquitectura ósea, la remodelación ósea nos sirve para mejorar la adaptación de la prótesis e implantes a la anatomía de nuestros maxilares, esto se consigue mediante una pequeña cirugía bajo anestesia local.

Los quistes periapicales, cuyo origen está en una infección dentaria crónica, pueden tratarse con una endodoncia cuando las lesiones son leves. Sin embargo, cuando el daño es mayor, es necesario recurrir a la cirugía periapical, extirpando la lesión que se encuentra al final de la raíz del diente, seccionando la parte final de la raíz y regenerando el hueso.

En ocasiones, para obtener un adecuado diagnóstico de la lesión bucal que presenta el paciente, no basta con observar la sintomatología, por lo que realizaremos una biopsia, que consiste en la extirpación de una pequeña parte del tejido afectado para, tras su análisis microscópico, determinar con exactitud de qué tipo de lesión se trata.

En casos en los que la estructura ósea de la mandíbula está deteriorada e incluso, prácticamente destruida, se hace necesario su regeneración, mediante técnicas y aparatología innovadora. De esta forma, se conseguirá una base sólida para la colocación de nuevos implantes y prótesis.

Cuando la destrucción del hueso es muy avanzada y peligrosa para la salud del paciente y no es posible regenerar el hueso por métodos convencionales, recurrimos al injerto de masa ósea para así devolver la anatomía a los maxilares del paciente.